sábado, 1 de septiembre de 2007

Necesidad de tiempo

Voy a citar al Pániker, que me gusta mucho: "Uno tiene que escribir desde sus propios estímulos. Regla fundamental: cuando vayas a contar/glosar alguna cosa, algún suceso, no trates de ser objetivo ni lineal; lo eficaz, el mejor camino, es plegar el tema a tu mood, a tus recursos, a tu psique, a tu aire; no a la inversa. Cualquier minucia puede traducirse en prosa propia a condición de que uno se acomode a los ritmos de su subjetividad, a las lujurias del instante, al placer de ir desbrozando lo que hay en uno mismo.Dicho de otro modo: no tiene uno que acomodarse al tema, sino que el tema tiene que acomodarse a uno.
Con esta regla de oro sospecho que se le puede híncar el diente a cualquier pieza.
Ceñirse, a la vez, a los dictados de la lengua - la lengua nutricia - y a los ritmos del psicocuerpo. Eso que llaman estilo es siempre un equilibrio entre lengua y psicocuerpo.
("Cuaderno Amarillo" - Salvador Pániker - página 307)

Uno necesita tiempo para él.
Tiempo de silencio y tiempo de pensar.
Tiempo para coger distancia y tiempo para recomponer.
Y tiempo para coser el hilo que hemos recogido.
Si no nos damos tiempo es como si pintaramos un cuadro sin alejarnos nunca del lienzo para ver como avanza la obra.
La perdida de perspectiva se debe a la falta de renovación de los puntos de vista.
A mas ángulos: más riqueza.
Viajar aumenta los puntos de vista porque hace que el ser humano despierte de la rutina del entorno y se fije mas.
En realidad para un hombre que se levantara cada día con los ojos límpios viajar podría ser un capricho mas que una necesidad.
Pero nosotros necesitamos el viaje, las vacaciones, los fines de semana.
Necesitamos tiempo. Más del que nos atrevemos a darnos.
Y necesitamos silencio. Para aprender hace falta el silencio.
Por miedo nos dedicamos a huir de el.
Por miedo a los espejos y a la visión clara tenemos encendido los pilotos automáticos casi de continuo.
El trabajo real es desenchufarlo todo y aprender a manejar uno mismo los mandos de esta máquina.

viernes, 31 de agosto de 2007

No me veo la pilila y lo apunto en un blog

Estaba en la ducha yo, hace un algo de rato, y al mirar hacia abajo he advertido que mi obesidad no mórbida pero si homersimpsoniana me ha empezado a ocultar el pene, De este modo he descubierto, sin asomo de horror, que no me veo la pilíla.
La tranquilidad de ánimo me viene dada por el equilibro interior. Las cosas resultan tan sosas y la motivación tan escasa que el resultado ecuacional es un sentimiento de derrota, desánimo y renuncia. Y curiosamente al no huir de este malestar sino al rendirme a él uno se da cuenta de que cómo un péndulo que se equilibra porque deja de luchar: al darlo todo por perdido la frustración desaparece porque ésta es sólo hija del deseo. Y así las cosas y amén: todo se inunda de paz.

Desde este estado, para profundizarlo y compartirlo y aprovechando este primer día de vacaciones en el que he entrado en la ducha a la misma hora de siempre, por inercia, como una máquina que tarda en parar...
Asusta ver lo que uno lleva puesto cuasi de continuo: la inercias, las defensas, los pilotos automáticos...
He pensado que hace años que no escribo nada ajeno a mi trabajo y he pensado que mi trabajo hace años que no saca nada interesante de mi.
He pensado que escribir puede ayudar a darse cuenta de cosas y darse cuenta a ser consciente.
Y he pensado que la única faena real que debería tener el ser humano es aprender a ser consciente.
Y con todo y con esto, en una conversación nocturno-estival entre vino, hace semanas, unos amigos y sus novias hablaban emocionados de los blogs, al acabar la velada en mi pequeña libretita azúl tenia apuntado direcciones e indicaciones de como abrir uno. Hoy han sido la llave de esta caja de Pandora.