viernes, 14 de septiembre de 2007

Traje de carne

La noche y el día se alternan, del mismo modo cada fase sigue a la otra formando parte de un ciclo que no cesará jamás hasta que salgamos del tiempo.
Como un electrón que abandona el átomo y se transforma - al fín - en fotón.

Pero hasta entonces debemos vivir con lo puesto y lo puesto es el traje de carne que te sustenta.
Límpialo, cuídalo bién, nútrelo, dale ejercicio, exprésate.
Todo lo que ves es tuyo.
Si puedes ver algo: es tuyo.

Tu visión es el reflejo del exterior filtrado por ti mismo.
Cuánto más miedo, más te agarras. Cuanto más te agarras, menos ves.

El trabajo es limpiar la visión,
despertar la conciencia, trabajar la atención.

El trabajo es trabajar.
La comida es comer.
La limpieza es limpiar.
La vida es vivir.
El amor es amar.

Todo sustantivo es la expresión del verbo que los sustenta.
Y así, al revés:

Pensar es generar pensamientos
y hablar emitir palabras.


Si te sientes mal por tus pensamientos es porque tus propias ideas nacidas de la mente (cuerpo mental) han contaminado tu ánimo (tu cuerpo emocional)
Si te sientes mal por las palabras es porque estas generan ideas y la mente las interpreta.
Lo que te duele es la interpretación que tu haces, no la mente en si.
Te duele lo que te separa. Te sienta bien lo que te une.

Generamos un pensamiento, lo firmamos y nos vamos detrás.
Soltamos unas palabras, las adoptamos y las defendemos.

La palabra se convierte en un juguete de respeto y de poder.
El pensamiento en un juguete de obsesión, de esquema prefijado que provoca la ceguera de no ver - saber ver - más allá del esquema que te has inventado- que te has cosido.

Solución: tan sólo darte cuenta y observar.

Nadie puede seguir engañándose a si mismo si se ha visto de verdad a la cara.
En el espejo, sin defenderse.

1 comentario:

Bettie dijo...

Es difícil que nos miremos al espejo sin intentar defendernos o justificarnos.

Los humanos condenamos la hipocresía, pero no nos atrevemos a quitarnos la máscara de actor que nos defiende del mundo, que es nuestra coartada.

Y por qué no decirlo, a la mayoría no le gusta pensar mucho, porque a veces los pensamientos fragmentan, nos dividen, nos hacen cuestionarnos a nosotros mismos (cosa que considero necesaria para crecer día a día) y eso es incómodo, es más fácil ser estático y estar unificado, trae menos problemas existenciales.

Un saludo, me encanta tu blog =)